viernes, 9 de agosto de 2013

Homilía (y 3)

Las últimas semanas se han dejado sentir con inusual intensidad.
Para bien.
No es que todo nos haya enriquecido; pero nos ha hecho crecer... y desde la fe, tener más esperanza, gozar más el amor (que siempre estimula nuestros sentidos, pero tantas veces no dejamos al alma reconocer).
Es por eso que esta entrada, ya sé que se está convirtiendo en habitual escusa, estaba programada para hace casi un mes atrás y es ahora que verá la luz del bloggerespacio.
Ya os comenté que cuando le presenté las lecturas al padre Domènec y sobre todo el guión de lo que nos gustaría incidir, resaltar en nuestra celebración, me indicó que algunas (sobre todo el evangelio) no le parecían de lo más adecuado para unas bodas de plata. He de añadir que en todo momento respetó nuestra opción, que además hizo un gran esfuerzo personal por presidir y compartir con nosotros y nuestras queridas monjitas una celebración tan especial...
Pero como todo sacerdote célibe, le cuesta sentir aquéllo de serán una sola carne
Se quedan en el alma, como muchos científicos en la materia; como muchos filósofos en la etérea metafísica.
Dos almas y un solo corazón verdadero, a imagen y semejanza con un Dios Trino: Tres Personas y un solo Dios Verdadero.
Y aún les cuesta más entender la proyección natural de esta unión, bendecida desde el génesis de la humanidad por nuestro Padre y refrendada por Jesús.
Si creemos en la resurrección (y debemos hacerlo, pues de lo contrario nuestra fe sería vana), ¿según lo anterior, cómo lo hará un verdadero matrimonio?
Domènec, en la homilía, se refirió a un viejo conocido que habiendo perdido a su mujer, deseaba el consuelo de SABER que la reencontraría en el cielo.
Doménec, cuando le entregamos nuestras notas de qué nos gustaría que incidiese en la homilía, me recriminó si pretendía hacerla yo por él.
Domènec olvida, porque no dudo que sepa y además haya leído a su Maestro en la Orden Timothy R. que etimológicamente  el grecismo homilía significa trato o conversación familiar.
Los sacerdotes, frailes, monjas y 'consagrados' en general olvidan que en el Amor debe existir diálogo. Incluso la predicación sin realimentación, sin escuchar la opinión del predicado anula la buena intención del sujeto. La oración pierde todo su significado.
Naturalmente que esto no es para nada una varapalo a nuestro querido y apreciado Domènec. Puestos a tener "cosas pendientes" mi hijo Carlos no se llamaría así cuando me acuerdo de Carlos Salvador, agustino, en aquella ocasión que teniendo un par de horas de espera en Madrid le llamé para charlar con él y me contestó con un lo lamento, pero debo permanecer con mis hermanos... ¿Y yo qué coño soy, un primo lejano?, le contesté. Perdón por lo literal de mi recuerdo.
Tener fe es SABER sin tener que demostrar... Si supieran un poco más de matemáticas (que no por ello menos de latín y griego) tendrían la certeza de lo que es suficiente y necesario para ello: AMAR
Por eso un esposa o esposo necesita no tanto el saber sino, ¿cómo diría yo...?, le sería suficiente el aval de que ello será así.
Pero pocos curas y mojas tienen apenas idea. Jesús mismo lo dijo (y así lo señalé un par de entradas antes): Los amantes que sean merecedores de la vida eterna no se casarán... ¡qué tontería!... ya son un solo corazón, una sola carne, unidos en el Amor, en ellos dos y, no menos importante pero por propia iniciativa de Dios tampoco más, en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo; y en la Comunión de todos los santos, es decir, con nuestros seres queridos: hijos, padres, ascendentes, descendientes, amigos, amigos de nuestros amigos... incluso con nuestros peores enemigos.
Tenemos para ello no solo veinticinco, ni cincuenta, ni...
¡Toda la Infinita Eternidad!
Por cierto, creo que Jesús, en su vida, muerte y resurrección no se "casó" ni con Dios ni con la Iglesia. Se hizo una sola carne y una misma sangre con cada uno de nosotros. Así lo conmemoramos en cada eucaristía, que lamentablemente cada vez más solo es una pequeña y breve reunión (que no unión) de individuos aislados.

En el Amigo

Al + Mc 

PD.
Una vez más a Miguel Bosé; esta vez con la entrañable Laura Pausini. Formidable pareja
(es lo que tiene el matrimonio...)